Tercer disco de su trilogía. Si algo hay que reconocer a Betty Davis es que se juntó con unos músicos de primera y eso se nota en todas y cada una de sus canciones. Funk visceral con increibles melodías unidas a las letras de la sex symbol, sexualmente muy abierta para la época (solo hay que ver la portada) hacen que este quizá sea el disco que contiene sus mejores temas. De todas formas, tirando hacia el final hay un par de canciones que te dejan un regustillo amargo, pero vamos, Betty Davis fue una diva ("la primera Madonna" según Santana) que después de este disco se retiraría del mundo de la música a vivir en Pensilvania, donde todavía reside. Gracias a sus tres discos se convertiría en una de las más importantes artistas de culto del funk.
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sábado, noviembre 17, 2007
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